Hay muchos aprendizajes que nos ha dejado estos meses de pandemia, pero quizás si hay uno que quisiera rescatar para que nos acompañe en el próximo período es la metáfora de los aplausos de cada día a las 20:00.
Independientemente de la intensidad del día con nuestros quehaceres profesionales y lidiando con llevar adelante nuestra familia, el reloj de las 20:00 paraba cualquier acción, reunión, decisión o acción, fuese lo importante que fuese. En ese momento, salimos a practicar de forma comunitaria uno de los principales actos que permiten liderar una situación, el reconocimiento.
«El ser humano es un ser social que busca ser reconocido. Sin reconocimiento, no hay existencia», con esa claridad lo comentaba mi profesor Joan Quintana en el Instituto de Coaching Relacional hace ya muchos años. Todos necesitamos ser reconocidos. Desde pequeños, necesitamos el respeto y el cariño de las personas que nos rodean, eso nos da el verdadero valor como seres humanos, sentirnos alguien querido y respetado.
Reconocer de forma auténtica, significa comprender, significa agradecer y significa actuar para consolidar la contribución y el valor.
¿Cómo podemos reconocer?
- Estando presentes. Cuando estás presente, puedes ver al otro. Me encanta la película Avatar que para saludar decía “I see you”, (te veo) y el otro le respondía, “Estoy aquí para ser visto”. Porque te veo, significa te acepto, te respeto, te honro y eso sólo podemos hacerlo saliendo de nosotros mismos y adentrándonos en el otro. Reconocer es apreciarte y apreciarme.
- Dando visibilidad. Los aplausos de las 20:00 dio luz a un colectivo invisible en nuestro día a día. Muchas veces nos acostumbramos a aquellas personas que están, que dan y nos acomodamos a que esto sea así. Hemos de tomar consciencia del impacto que los demás tienen en nosotros y en nuestro entorno y el impacto que nosotros tenemos en el de ellos. Reconocer es visibilizar.
- Conectando con el vínculo. ¿Qué nos ha unido y a qué personas durante estos meses? ¿Qué he descubierto en las personas? Reconocer es ser proactivo en el vínculo que genera respeto y confianza.
- Potenciando los espacios relacionales. Aquellas personas que tienen una alta calidad de espacios relacionales han tenido muchas más posibilidades de liderar la complejidad de una forma más efectiva. ¿De qué grupos o equipos me reconozco parte? Reconocer es cuidar nuestros espacios relacionales.
- Apreciar lo que tiene de bueno cada situación y extraer aprendizajes. ¿Qué nuevas posibilidades me ha permitido el reconocimiento? Reconocer es aprender.
No hay que confundir el reconocimiento con la necesidad enfermiza de tener la aprobación de los demás. Nuestra valía personal no constituye la valía que el otro me otorga. Esta es una gran trampa en la que tenemos tendencia a caer y aún más en una sociedad que alardea de tu impacto en función de tus likes.
Mi aprendizaje de la experiencia
Sólo si agradezco lo que me ha llevado hasta aquí puedo seguir creciendo. Como en el Camino de Santiago que después culminar la cuesta denominada del Perdón y disfrutar de la brisa que trae la encrucijada donde se cruza el camino del viento y de las estrellas, entonces miras hacia atrás para reconocer todo lo andado. Y eso, te da fuerza para seguir adelante.
Por eso, ahora en tiempo estival quiero reconocer todas las experiencias que me ha brindado este período 2019-2020, todos los proyectos en los que he podido participar, todos los nuevos lugares singulares de Aragón y Colombia que he podido descubrir, todas las experiencias de generosidad que nos ha permitido la pandemia, los proyectos complejos, los simples, los círculos, los grupos, a las asociaciones, los comités, el Patronato, los compañeros de práctica, de estudio, de profesión, los clientes, los proveedores, todo el ecosistema que interacciona con nosotros y nos moldea. También doy gracias a las situaciones difíciles y a las personas que me han generado incomodidad o incluso molestias, porque todas las experiencias sean placenteras o dolorosas traen sabiduría. Y esa sabiduría, hoy tiene una distancia más corta, es en la proximidad, ya sea presencial o digital, cuando el reconocimiento honesto tiene un mayor efecto.
Y, no sólo es una cuestión de feedback de comportamiento, reconocer ideas, esfuerzos, cambios o resultados. No es sólo ser consciente y aplicar reglas, como la regla de 3 a 1 (3 feedback de reconocimiento por cada feedback de mejora). Es algo mucho más potente. Es compartir honestamente que las personas con las que colaboramos son valiosas. Y, saber reconocernos valiosos nosotros. Nuestro auto-reconocimiento.
No hace mucho, volví a re-conectar gracias a las redes sociales, con un gran líder de un proyecto internacional en el que participé hace 17 años. Todavía recuerdo el gran impacto de una nota que encontré en mi escritorio un día tras una actuación que había tenido con mi equipo ante una situación complicada,
“Thank you,
you didn’t have to
but I´m so grateful that you did”
Decir gracias es una palabra. Apreciar es una acción consciente. Y ser agradecido una gran práctica de liderazgo.
Quiero regresar en septiembre, con la practica diaria de pensar cada día: ¿Quién merece nuestros aplausos hoy? No importa que no sea a las 20:00 pero sí que no nos olvidemos nunca de seguir aplaudiendo. ¿Os imagináis cómo se transformarían nuestras acciones con un aplauso colectivo?
Os aplaudo y abrazo,
Isabel Nogueroles