Nadie es una isla. Todos somos parte de sistemas complejos como nuestras familias, organizaciones, comunidades, etc.. Los sistemas son como las telas de araña, si se toca un hilo se mueve la estructura completa.
El viernes pasado tuve la oportunidad de introducir a los participantes del Postgrado de Liderazgo y Coaching de ESIC al Liderazgo Sistémico a entender la inteligencia sistémica.
Hace 15 años que primero, seducida por la La Quinta Disciplina de Peter Senge, el trabajo de sistemas de Edgar Schein y, sobre todo, después de conocer el trabajo de Gunthard Weber, Jan Jacob Stam y la terapia sistémica de Minuchin. Todos ellos me introdujeron en un nuevo universo, me dieron unas nuevas gafas para mirar las organizaciones.
Como consultora de cambio y desarrollo organizacional, tenía muy clara la metodología de intervención pero… ¿qué es lo que hacía que realmente el sistema se transformara?
Realmente, ponerme las gafas de la “mirada sistémica” ha supuesto un antes y un después a mi manera de entender la consultoría. Descubrir que mi cliente real es el “sistema”. Es respetar la siguiente máxima:
“Al sistema se le puede influenciar, nunca controlar”
Es una dimensión apasionante que requiere desarrollar una competencia diferente, el pensamiento sistémico, que consiste la capacidad de percibir el mundo real en términos de TOTALIDADES. Vivimos continuamente entrando y saliendo de sistemas, además de simultáneamente pertenecer a varios, nuestra empresa o varias empresas, nuestra familia, asociaciones, etc…
Un sistema está compuesto por muchas partes, y la suma de todas ellas es mayor que esas partes. Es complejo pero autorregulador. Creemos que los sistemas tienen una tendencia natural hacia la evolución y/ó resolución, incluso cuando existe ruptura.
En todo sistema podemos señalar elementos, su interacción, la organización de estos elementos, qué objetivo tienen, su complejidad, la tendencia a buscar el equilibrio (homeostasis), etc.
El liderazgo sistémico conoce antes de intervenir que:
- En los sistemas actúan leyes o principios básicos, los tres principales:
- Vínculo. Todos tienen el mismo derecho a un lugar del sistema
- Dentro del sistema existe un orden.
- Equilibrio entre el dar y el tomar
- Si por alguna razón una o más de estas leyes en un sistema no son respetadas se crean una serie de dinámicas (es un patrón de relaciones o posiciones entre elementos de un sistema). El objetivo y la dirección de esas dinámicas es restablecer el equilibrio en el sistema para asegurar su supervivencia. El sistema tiene una consciencia histórica.
- Estas dinámicas generan síntomas como
- Perder fuerza
- Falta de liderazgo
- No alcanzar objetivos
- Alta en la organización
- Conflictos entre empleados o departamentos
- Falta de rumbo y dirección
- Observando los síntomas cómo líder surgen las dinámicas subyacentes y se muestran soluciones que están en concordancia con las leyes, que vuelven a relajar el sistema.
Mi aprendizaje de la experiencia
Observar sistémicamente lo que el sistema requiere del liderazgo elimina la dicotomía entre lo viejo y lo nuevo, lo grande y lo pequeño, jerárquico y plano, flexible y rígido, etc.. Y da mayor consciencia y posibilidades al futuro que quiere emerger.
Desarrollar un liderazgo sistémico es especialmente imprescindible en un momento como el actual, un VUCA world elevado a la n, un momento en que es indispensable entender el sustrato que hace posible un cambio o una transformación.
¡Cuántas buenas posibilidades de cambio se han frustrado por no entender el sistema donde se implementan!
Primero es importante entender ¿de qué sistema estamos hablando? ¿es una Empresa Familiar, una start-up, una organización , una asociación, fundación, etc..? Cada tipología de sistema tiene unas características que le hacen único.
¿Qué sistemas conviven? Por ejemplo, en la empresa familiar hay tres sistemas conviviendo, el sistema Familia, el sistema Negocio y el sistema Patrimonial. No podemos plantear ninguna intervención sin incluirlos a los tres.
Sabemos observar realmente ¿Desde dónde está viniendo el impulso para cambiar? ¿Desde dentro o desde fuera?, ¿Dónde radica la propiedad del cambio?, ¿Si la organización es “cambiable”? ¿Si la organización está en un estado que permite hacer cambios y es capaz de integrarlos?
Suscribo totalmente las palabras de Jan Jacob Stam. Un equipo, una colaboración, una Start-up, un departamento o un sistema organizacional necesitan lo siguiente del liderazgo:
- Que todos los miembros tengan un tiempo en que pertenezcan lo suficiente para que puedan hacer bien su trabajo.
- Que esté claro cuál es el propósito del equipo en su conjunto, y cuáles son sus principios rectores. Y aparte que el talento de cada persona pueda prosperar.
- Que todo lo que el equipo produce, pueda lograr algo en el mundo exterior, pueda llegar a un destino.
- Que los rebeldes sean escuchados, dado que tienen información importante acerca del sistema en su conjunto.
- Que hay un orden que proporcione suficiente protección, seguridad, claridad y orientación.
- Que haya un buen equilibrio entre sí y no. Que este claro lo que hacemos y lo que no hacemos.
- Que haya suficiente autonomía para el equipo en su conjunto, sin estar separado del resto.
- Que haya suficiente conexión, fluir, inspiración y energía en tu equipo.
- Que los patrones afloren a la superficie de trabajo, para que trabajen para el sistema en lugar de hacerlo contra él. Especialmente con el cambio del desarrollo.
- Que los orígenes de la historia organización sean reconocidos, incluyendo los traumas.
- Que se haga una distinción entre el futuro que queremos y el futuro que emerge. Y si sea capaz de cambiar rápidamente entre ambos.
- Que se asume un profundo compromiso con los procesos de transformación, después requiere un enorme electricidad al liderazgo, aunque no se sepa exactamente cómo acabará siendo y en qué se convertirá la organización
¿Qué necesita el sistema en el que operas de tu liderazgo? ¿En qué medida desarrollar un liderazgo sistémico marcaría una gran diferencia en tu organización?
Si quieres descubrirlo, estaré encantada de acompañarte. Como disfruto cada día con las cuestiones sistémicas que surgieron en oportunidades como la de los alumnos del Postgrado. Gracias por contribuir.
Un abrazo,
Isabel Nogueroles