Suelo empezar siempre mis intervenciones preguntando al órgano de gobierno o de ejecución de la compañía ¿cuál es la gran disrupción a la que creen que va a enfrentarse su sector, su organización o su equipo?
Nunca antes la respuesta hubiese sido tan suscrita; el COVID19 es, sin duda, la gran disrupción. La palabra disrupción viene del inglés disruption, que a su vez deriva del latín disruptio, que significa fractura, es decir, asume que hay un antes y un después.
Aunque no lo hayamos elegido, nos hemos visto obligados a parar y pensar y está en nuestras manos aprovechar este freno para acelerar después. La incertidumbre nos obliga a ser flexibles y ágiles para poder crear el día después y como el ave fénix, impulsarnos y resurgir.
Nuestras prioridades y el sistema de valores sobre los que hemos vivido hasta ahora han cambiado, están cambiando o cambiarán. Aunque a veces tememos el cambio, este cambio también puede propiciar beneficios e innovaciones y hacernos reformular nuestros modelos de negocio, revalorizar los negocios locales, el trabo, la sensibilidad hacia el cambio climático y un largo etcétera.
Vamos a vivir en una sociedad que tendrá que empezar de nuevo. Por eso, es importante ahora reflexionar sobre cómo renaceremos de nuestras cenizas, cómo vamos a lo esencial, cómo nos focalizamos en mantener nuestra singularidad, soltamos lo que ya no nos hace falta para esta nueva etapa e incorporamos lo que es necesario para seguir adelante.
Estamos viendo ya algunas reacciones a esta situación y vemos compañías que juegan para no perder y compañías que juegan para ganar. Un ejemplo de esto que hemos vivido muchos de nosotros son las reacciones en los clubes deportivos.
Dejar de cobrar las cuotas a los socios puede significar tener que cerrar el club. Hay dos formas de salir reforzados de esta situación: seguir cobrando las cuotas para sobrevivir y no ofrecer ningún valor adicional o aprovechar estas circunstancias para dar acceso en directo o en diferido a clases que puedes hacer desde casa. Y no solo hacer esto si no que además tienes un acompañamiento y una motivación constante para que sigas con un estilo de vida saludable a pesar de las circunstancias. Lo que conocemos como readaptar la oferta para seguir aportando valor.
Nuevas oportunidades
Las dificultades se pueden volver oportunidades estratégicas si las alimentas de creatividad. Nos toca revisar posibles escenarios futuros y quizás en cierto modo arriesgar proyectando los nuevos comportamientos sociales que pueden surgir en nuestro sector de negocio, pensar en posibles alianzas, replantear la estrategia familiar, implementar nuevos procesos, etc.
Sea como sea, van a existir nuevas oportunidades de mejora empresarial que van a ser claves para la salida de esta crisis. Veamos algunas:
- Cambios en nuestros modelos mentales y sistemas de valores: por ejemplo, cambiar el miedo al futuro aportando confianza y seguridad a través de la transparencia. Intentar no aprovecharnos de la situación para hacer trampas, al contrario, ser coherentes y agradecidos no solo con nuestros clientes sino también con nuestros colaboradores, proveedores y aunque esto pueda parecer evidente, deberemos priorizar el bienestar de nuestros trabajadores. Dejemos a un lado las apariencias para mostrar nuestra vulnerabilidad y sencillez. Al observar el impacto de estas acciones, seguro que nos sorprenderemos positivamente.
- Cambios en los comportamientos: esto pasará por cuestionarnos cómo nos está afectando la situación que vivimos. Algunos ejemplos de esto son: la consciencia medioambiental en cuanto a los residuos que generamos con las decisiones que tomamos, la necesidad real de desplazarnos y el tiempo que invertimos en hacerlo o la sensación de comunidad que sentimos cuando salimos a nuestros balcones y aprovechamos para saludar a aquellas personas con las que compartimos edificio, calle o barrio.
- Cambios en nuestra forma de trabajar: el teletrabajo era una asignatura pendiente para muchas compañías y hemos conseguido en un mes y medio aquello que no habíamos logrado en 10 años. Seguramente nos habremos dado cuenta de la efectividad que va muy relacionada con la duración de algunas reuniones que realizamos en persona. La importancia de participar y de estar conectados aunque sea a distancia. Quizás ahora reflexionamos más antes de preguntar y aprovechamos al máximo esas llamadas sin dejarnos nada en el tintero. Al mismo tiempo que, antes de nada, preguntamos sinceramente, ¿cómo estás?, ¿cómo lo llevas?.
- Cambios en la vinculación con el trabajo y las otras dimensiones: la más evidente ahora, la familia. Las experiencias aquí son tan distintas como familias hay, pero, sin duda, hemos tenido que adaptarnos y quizás tengamos la oportunidad de valorar pequeñas (y grandes) cosas que antes no veíamos. La conciliación ya no es una opción, es una realidad.
- Cambios e innovación en los modelos de negocio: hay modelos de negocio que les está siendo imposible seguir trabajando del mismo modo y que obligatoriamente tendrán que realizar grandes cambios. Por ejemplo, aquellas compañías que participan en la organización de eventos presenciales o aquellas compañías en cuyo servicio la presencialidad era un elemento clave deberán regresar a la esencia para poder ofrecer la misma calidad de una forma distinta.
- Cambios en nuestra cadena de valor: esta situación nos habrá permitido evaluar aquellos procesos o características de nuestro producto o servicio que no son esenciales en estos momentos. Por lo tanto, podemos agilizar nuestros procesos y hacerlos más eficientes. Nos hemos dado cuenta que no solo debemos aportar valor al cliente si no también a todos los agentes involucrados. Un ejemplo a destacar en este sentido es el trabajo que ha hecho Seat junto a Protofy.XYZ. Darse cuenta de que las plantas de fabricación de coches también pueden fabricar respiradores es un ejemplo claro de revisar el modelo de negocio e innovar para adaptarse a la situación aportando valor de forma global.
- Cambios en nuestras alianzas: innovación relacional. Hemos repensado la cooperación de forma estratégica. En este caso hemos visto algunos ejemplos de proveedores que cooperan para dar un servicio mejor. Algunos ejemplos de alianzas estratégicas son el caso de Dia y Glovo, la construcción de hospitales en recintos feriales como IFEMA o, entre otros, Sanofi y GSK uniendo sus fuerzas para encontrar una vacuna para el COVID-19. Estas alianzas que podrían haber tardado años o no haberse llevado a cabo nunca, se han hecho rápidamente y quizás hayan llegado para quedarse. La clave es ser flexible para poder dar una respuesta rápida y generar un impacto positivo en la comunidad.
En este artículo encontrarás más información de cómo las empresas familiares están haciendo frente a esta crisis.
Mi aprendizaje de la experiencia
Han sido semanas muy intensas, dedicadas a garantizar, en la medida de lo posible, la seguridad de nuestros colaboradores, en acompañar el impacto emocional de esta situación de vulnerabilidad generalizada y analizar planes de contingencia para salvar nuestros negocios. Quizás todavía no hemos podido conectar con lo que significa la disrupción, ese frenazo del que hablábamos antes. Un parón que requiere reflexionar profundamente sobre varios temas, algunos de ellos comentados aquí, pero aparecerán más. Esta reflexión, la realizaremos tarde o temprano pero la clave aquí estará en ver cómo hemos llegado hasta aquí, pensar cómo queremos ser el día después y reforzarnos.
Tenemos la oportunidad de replantearnos todo aquello que en el día a día nos resulta imposible porque estamos totalmente centrados en crecer. Podemos revisar los objetivos que teníamos marcados y las estrategias para lograrlos, los procesos que teníamos en marcha, los riesgos asociados a nuestro modelo de negocio y de ahí quizás salgan propuestas de diversificación.
No se cómo será la recuperación, si en forma de V, de U o de L, pero lo importante es que entendamos que habrá un antes y un después y por lo tanto, el futuro que queremos para mañana hay que empezar a crearlo hoy. Vamos a necesitar empresas que más allá del beneficio, tengan un propósito que las mueva.
Os invito a reflexionar sobre estas afirmaciones y abro debate:
- Aquellas organizaciones que tengan un propósito, lo mantengan y contribuyan a la sociedad saldrán claramente reforzadas.
- Debemos escoger si jugamos para no perder o jugamos para ganar. Si actúo desde el miedo o desde el valor.
- La coherencia y el compromiso se impondrán frente a la trampa. Las decisiones que tomemos en estos momentos precipitarán nuestro compromiso hoy o por contra, nuestra desafección del proyecto. Algunos ejemplos: la posición de Europa frente a la crisis, la dimisión de seis miembros de la junta del FCB…
- Menos es más. Estructura esencial y ágil.
- Se impulsan nuevas oportunidades de negocio gracias a la digitalización. Esto no significa que debamos pasar de un lado al otro pero sí que busquemos el encaje perfecto para que pueda coexistir el modelo offline y el modelo online y de este modo no ser dependientes de ninguno de ellos y tener más libertad.
- Vamos a conseguir una mejor conciliación de nuestros espacios familiares y laborales.
- Un punto clave: han aparecido y van a aparecer nuevas posibilidades de colaboración y sinergias.
Las organizaciones que seguirán adelante serán aquellas que hayan contribuido directa o indirectamente a superar la crisis y a generar un cambio positivo en la sociedad. Y, para ello, es esencial que facilitemos esa transformación en nuestra organización, siguiendo y dando espacio a las innovaciones que vayan en esa dirección.
¿Qué transformación es necesaria para que tu organización, equipo y liderazgo salgan reforzados de esta situación?
Imagen: Foto de Negocios creado por yanalya