Vivimos una de las situaciones más extrañas e inquietantes de las últimas décadas. La sociedad occidental no está acostumbrada a ver tan limitada su libertad de movimiento. Desgraciadamente, muchas personas en el mundo sufren confinamientos y consecuencias peores a causa de la guerra, la tiranía o el hambre. Ahora nosotros tenemos que hacer un sacrificio para impedir que la enfermedad COVID-19 continúe su propagación, que ya ha causado miles de muertes, sobre todo entre las personas más débiles, las que de normal ya requieren una atención especial.
Este coronavirus que ha trastornado nuestras vidas no entiende de clases sociales, pero sí está poniendo de relieve situaciones lamentables y nos está llamando la atención sobre muchas necesidades humanitarias en las sociedades autodenominadas desarrolladas. Esto debería provocarnos un cambio de chip. Parar, reflexionar y cambiar para mejorar, para construir un mundo verdaderamente conectado, en el que la humanidad se sitúe en el centro de las prioridades.
En este camino el liderazgo, un liderazgo consciente, resulta fundamental. El COVID-19 nos enseña que el capitalismo depredador no funciona cuando se trata de salvar vidas, que necesitamos un capitalismo líder también en humanidad: creatividad, cooperación, comunicación, empatía.
Ahora, más que nunca, el mundo empresarial, el círculo familiar y de amistades, y los servicios públicos deben estar verdaderamente unidos, actuando a una para superar esta crisis que debemos aprovechar para crecer.
De todo esto hablé con Mireia Martínez Catalán en la entrevista que me hizo el viernes 27 de marzo para Capitalismo Consciente, y que os dejo por escrito a continuación. Cuando acabéis de leerla, os invito a que compartáis conmigo vuestras reflexiones.
¿Qué te viene a la cabeza a raíz de la situación que estamos viviendo?
Hablando de liderazgo, el contexto importa mucho, y estamos en un contexto muy complicado, sobre todo para las PYMEs y empresas familiares. El propósito del liderazgo, hoy más que nunca, es muy importante tenerlo en cuenta: liderazgo es servir. Estamos sirviendo a nuestros equipos para garantizar la supervivencia de cada proyecto empresarial. Siempre operamos desde la vocación de servicio, y hoy más que nunca. El papel del gobierno de las empresas y de los comités de dirección es un tema principal. El liderazgo también es generar un impacto positivo, no sólo en nuestros equipos, sino más allá. La cooperación es fundamental, por eso agradezco tanto las ganas de compartir de tantos amigos empresarios: líderes, autónomos, comerciantes, por ese esfuerzo brutal por ayudarnos a seguir adelante.
Ahora que tenemos que quedarnos en casa, y por tanto tenemos más tiempo, ¿qué habilidades crees que debemos desarrollar como líderes de nuestro entorno profesional?
Es el momento de ir a lo esencial. Estamos trabajando en los planes de contingencia a corto plazo, pero no hay que olvidar que hay muchas cosas que nos van a ayudar a hacer pequeños cambios y que nos van a modificar nuestro plan estratégico. Por tanto, un peligro que corremos es apagar los fuegos inmediatos y que nos olvidemos del medio plazo. En nuestro entorno laboral y personal vamos a descubrir nuevas cosas que son susceptibles de mejorar y de cambiar. Es un momento ideal para desarrollar nuevas competencias. La digital, por supuesto. El uso de la tecnología se va a agilizar aún más, por ejemplo a nivel familiar entre generaciones diferentes, y también en sectores empresariales donde se era todavía reticente.
Ahora bien, no todos podemos hacer teletrabajo. Hay que puntualizar que no se trata de un teletrabajo en circunstancias normales, puesto hemos de estar atentos a nuestra familia y a las posibles necesidades de ayuda que haya en nuestro vecindario. Hay sectores donde no es posible, pero sin embargo se están adoptando medidas para agilizar los procesos. La agilidad en este momento es imprescindible, y nos va a hacer replantear algunos procesos que suponen una inversión de tiempo innecesaria, como los desplazamientos para reuniones. También vamos a descubrir innovaciones que tienen que ver con la necesidad de ir a lo esencial.
Otra parte muy importante es el espacio relacional. Nos estamos dando cuenta de una cantidad de colectivos que no tenían visibilidad y de situaciones que desconocíamos. Hay que estar muy atento a la parte relacional, que es una competencia muy importante en el liderazgo, así como la creatividad. A menudo vamos a piñón fijo a cumplir objetivos y nos olvidamos de las soluciones creativas. La creatividad es la competencia que vamos a desarrollar ahora: qué hacemos con los medios que tenemos. Y otra es la cooperación, la creación de alianzas, por eso la parte relacional es tan importante.
Cómo comunicamos. Hay que estar muy atentos al impacto emocional: confusión, despiste, miedo. Hay que generar confianza en que saldremos bien de esta situación. Hay que tener empatía, porque no es lo mismo estar confinados en un espacio pequeño que en uno con más posibilidades, y porque hay que atender a las situaciones familiares complicadas de nuestro entorno. Espero que esta predisposición a empatizar no la perdamos después.
¿Qué podemos aprender de las iniciativas de determinadas empresas en el modo de afrontar esta situación?
En todas las empresas hay iniciativas que valen la pena. Las hay que están adaptando su producción para atender las necesidades sanitarias, como respiradores o EPIs, y las hay menos visibles, pero que se están enfocando en lo relacional para mantener al equipo unido, participativo. Otra cosa que influye muchísimo es el ecosistema que tienes: pertenecer a diversos grupos, asociaciones profesionales, grupos de apoyo, etc. Es el momento de los héroes cotidianos.
¿Qué lecciones crees que nos llevaremos de esta crisis?
Va a ser un gran cambio. Muchas cosas no van a ser igual, afortunadamente. El capitalismo se estaba olvidando de lo que es servir al negocio y a la familia que pretende llevar un proyecto adelante. Así que, la primera lección es la humanidad. Estos días me acuerdo de mi experiencia haciendo el camino de Santiago. Allí todos éramos iguales, daba igual el estatus social. Nos ayudábamos unos a otros y las comunicaciones eran más auténticas. Al regresar a la ciudad y a la vorágine diaria, cada uno volvía a lo suyo. Esa humanidad no hay que perderla. Ahora nos damos cuenta de que todos somos vulnerables. Se están muriendo personas muy cercanas, empresas que conocemos bien lo están pasando muy mal, y la inyección de dinero al tejido empresarial va a tener limitaciones.
Estamos viendo la facilidad para alcanzar acuerdos. El sector público y el privado se han puesto de acuerdo, por ejemplo para coordinar hospitales o habilitar hoteles para la atención sanitaria. Imaginaos la cantidad de cosas que podríamos hacer como sociedad si estas iniciativas se pudieran mantener en el tiempo. Las alianzas conscientes son una clave de futuro, porque estamos aunando propósitos en un ecosistema que va mucho más allá de tu propio círculo, de tu propia empresa.
Otra cuestión fundamental es el bien común, el servicio público. Qué ha tenido que pasar… Tenemos tantos problemas: el cambio climático, los refugiados y otras tantas crisis humanitarias… Hay una parte de gobierno, un gobierno consciente y coordinado en política que hace falta que se revise. Esta crisis va a afectar a la geopolítica. Nos estamos dando cuenta de la necesidad de la unidad para afrontar problemas que nos afectan a todos. ¿Vamos a seguir la línea de la unidad o vamos a continuar luchando por ver quién gana? Esto es extensible a la parte política, a la social y a la empresarial. El gobierno de las empresas, consciente y unido, es muy importante. Hay que ser transparentes explicando lo que hay, apelar a que todo el mundo participe en la solución, y hay que tener muchísima empatía para transitar la tormenta. Pero sobre todo hay que apoyar como líderes a las personas de nuestro entorno para generar confianza y dar luz a los demás.
Ahora mismo, ¿qué consejos les das a las personas preocupadas por la situación de su organización?
En primer lugar, ayudar en todo lo que podamos. Las personas somos generosas; vamos a ponerlo en práctica, como lo estamos haciendo ahora. Pensad en qué necesitan vuestros clientes, vuestros proveedores, vuestro equipo, vuestra familia y allegados, y en qué podemos contribuir. Comunícate, mantente cercano. Hay que hacer que las cosas sean fáciles. Pon el foco en lo importante: seguridad, supervivencia del negocio y servicio.
Hay mucha presión estos días. Mirándonos al interior, ¿qué le decimos a un líder o a una líder?
Es imposible liderar a otros si no nos lideramos a nosotros mismos. Mantener la calma y la serenidad es lo más importante, y sólo lo podemos hacer mediante una mirada interna. Hay que respirar, cuidarnos el físico, atender a nuestra parte emocional. Estamos más predispuestos a compartir nuestra vulnerabilidad, y a escuchar. Tenemos que dejarnos apoyar por los demás. Cada uno debemos encontrar la manera como mejor cuidamos nuestro espacio interior: relajación, yoga, bailar… Y debemos conectar con nuestro propio propósito: “¿Cómo puedo estar bien conmigo misma? ¿Qué puedo aportar al resto?”. Debemos nutrirnos para poder dar. Hay demasiados estímulos fuera, mucho ruido. Me gustaría aceptar lo que hay, pero entender que estamos en una vorágine de miedo y confusión que permea, y que nos tenemos que ir trabajando porque si no es muy fácil que entremos en esa vorágine y que nos afecte. Es normal que pensemos: “Yo estoy bien. Pero ¿cómo puedo estar bien sabiendo que tanta gente está sufriendo?” Esto puede generar un sentimiento de culpa. Pero es que tenemos que estar bien, trabajar para estarlo, porque es la única manera de poder dar luz. La introspección, la reflexión, buscar momentos que nos proyecten al futuro es fundamental.
Si queréis ver la entrevista completa, aquí tenéis la primera parte, y aquí la segunda. Son 28 minutos en total.
Necesitamos unos ojos y un corazón nuevos para darnos cuenta de la importancia de involucrarnos a favor del bien común y, de este modo, saber señalar las prioridades en nuestro trabajo y en nuestras tareas cotidianas. Estoy segura de que saldremos pronto de esta situación, y de que lo haremos más unidos, convencidos de la necesidad de construir una sociedad más humana.