Tengo la enorme fortuna de conocer todas las semanas a profesionales de casi todos los sectores. Y desgraciadamente me ocurre muy pocas veces el sentir “wow, quiero saber más de esta persona, tiene algo especial”. Y así me ocurrió con Isabel.
Hay combinaciones que se dan muy poco ahí fuera. Pocas personas reúnen el ser una “mujer de negocios” (con la que hablar de tú a tú de cualquier tema de gestión) con la capacidad de aterrizar las cosas, hacerlas realidad y ayudar a transformar el entorno. Si a eso le añades la generosidad, el pensar “desde el otro”, el anteponer los valores personales a cualquier otra circunstancia y el desprender optimismo, alegría y valentía, la combinación es sencillamente formidable.
He tenido la ocasión de compartir “viaje” realizando diferentes proyectos con Isabel todos los cuales tenían un mismo hilo conductor, transformar a las personas para dotarlas de más capacidad y así lograr que hagan realidad sus objetivos profesionales mejorando su aportación (en la empresa y a la propia sociedad). Pues bien, más allá de las capacidades antes mencionadas, lo que yo he valorado especialmente en Isabel es el sentir que “siempre todo se puede lograr”, el verla con una sonrisa ante situaciones que no son nada sencillas, el no sentir nunca “ningún pero” y el vivirlo y expresarlo todo siempre en términos de “soluciones” o “de acuerdo, entonces lo que vamos a hacer es x e y”. Pura acción, pura proactividad y siempre siendo pro-positiva.
Ojalá hubiera más personas y más compañeras de viaje así. Mejoraríamos la vida a muchas más personas y dejaríamos un legado a los que nos sucedan mejor y con muchas posibilidades. Y lo haríamos, además, disfrutando todos mucho más del camino, algo muy necesario en el mundo de la empresa (y también fuera de él).